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FELICIDAD Y BIENESTAR. NO PASES PALABRA SI NO LAS SABES DEFINIR.


Foto de Anna Shvets en Pexels

Si bien felicidad y bienestar tienen en común que ambos son estados mentales, una de las diferencias es que la felicidad solo describe dicho estado mental mientras que el bienestar evalúa como es dicho estado.

La felicidad se refiere a un estado interior, personal, en la que el ser humano toma la decisión de ser o no feliz. No se trata de obligarnos a ser felices con un optimismo exacerbado, se trata de cambiar nuestro interior y que se convierta en una filosofía de vida valorar nuestra vida como positiva. El bienestar hace referencia más a un juicio valorativo sobre lo que es la mejor vida.

Continuando con el concepto de bienestar, éste se ha estudiado desde dos perspectivas: la hedónica y la eudaimónica. Dentro de la perspectiva hedónica se estudia el bienestar subjetivo que incluye dos categorías: la satisfacción que evalúa la vida en el largo plazo (la parte cognitiva) y la felicidad que balancea los aspectos positivos y negativos en un momento concreto (la parte afectivo o emocional). Dentro de la perspectiva eudaimónica se habla de bienestar psicológico y hace referencia al desarrollo y crecimiento personal.

Así, atendiendo a esta distinción de bienestar, la felicidad se define como el bienestar subjetivo experimentado cuando se sienten más emociones agradables y pocas desagradables, cuando están comprometidos en actividades interesantes y cuando están satisfechos con sus vidas, todo ello asociado al contexto en donde sucede. Por su parte el bienestar psicológico es multidimensional e incluye al bienestar subjetivo formando parte de una misma estructura global. Según Ryff el bienestar psicológico incluye autonomía, control, crecimiento personal, relaciones personales, autoaceptación y propósito. Las teorías más actuales del bienestar integran la perspectiva hedónica y la eudaimónica y denominan florecimiento al estado en el que ambos tipos de bienestar se encuentran en altos niveles; en otras palabras, el bienestar implica no solo sentirse bien (hedónico) sino también funcionar bien (eudaimónico).

A razón de lo visto hasta aquí se pueden valorar tres vías para alcanzar la felicidad: a través de las actividades placenteras (placer hedónico), a través del compromiso en la realización de tareas en las que puedan emplearse las fortalezas personales o a través de acciones que deriven significado.

Recientemente se argumenta que la felicidad es un constructo superior multidimensional en el que se incluyen experiencias satisfactorias, que se le suma el bienestar cuando se le añaden las dimensiones emocionales y cognitivas y que sumado a eso, aparezca la gratificación y el sentido. ¿Se podría identificar con el círculo de oro de Sinek? ¿Satisfacción con lo qué haces, bienestar en cómo lo haces y feliz con el por qué lo haces?

En definitiva, vamos a conseguir una apreciación más positiva de nuestra vida, vamos a ser más felices, cuando seamos capaces de moldear o modificar nuestros constructos cognitivo-afectivos. Estos constructos hacen referencia a lo que pensamos (creencias y valores) así como a cómo pensamos. Así pues, la felicidad no se consigue con una búsqueda en un camino interminable sino con un cambio interior que se va obteniendo cuando nos adaptamos a lo que nos encontramos y a nosotros mismos, cuando aceptamos como son las personas y las situaciones y nosotros mismos, y cuando somos conscientes de nuestro ser y se produce una realización personal e individual.

En Suma Positiva Happiness te acompañamos para realizar este proceso, para realizar este viaje interior hacia tu propia adaptación, aceptación y realización.

 
 
 

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